Seguridad

Ante todo, seguridad.

Los accidentes por inmersión en agua constituyen una importante causa de mortalidad infantil y de secuelas permanentes (en el 60% de los menores que sobreviven a estas circunstancias), cuyo mayor riesgo lo sufren los niños entre 1 y 4 años.
Cada año mueren en España unos 40 niños por ahogamiento en playas, piscinas, ríos y embalses, y en el 86% de los casos se produce en instalaciones privadas.

Según un estudio realizado, el ahogamiento es la segunda causa de muerte por lesiones no intencionadas entre menores de 14 años. De los 53 niños con síntomas de ahogo que se atendieron durante los veranos de 2009 y 2010 en los centros españoles, el 64% eran menores de 6 años, el 71% no sabían nadar y el 97% no llevaban flotador en el momento del accidente. En seis de cada diez casos el niño se estaba bañando en una piscina privada y en ocho de cada diez las personas que lo tenían a su cargo se habían ausentado o habían relajado la vigilancia. Como consecuencia del ahogamiento, un 10% de los niños murió o sufrió secuelas cerebrales y/o físicas.

Un niño puede ahogarse en menos de 3 minutos en apenas unos pocos centímetros de agua sin que nadie se dé cuenta.